Partido intenso como café de ómnibus de larga distancia dejaron un gol a gol en el que pasar por mitad de cancha fue más difícil que llegar a fin de mes, una odisea con una peculiaridad. El resultado pudo ser para cualquiera y si bien uno fue más colectivo, el otro sacó mayores ventajas desde lo individual. En el complemento, el conjunto de las vísceras de un animal vacuno enfrentó al de un ovino y bajo la intensidad incesante se coagularon y entonces el hígado y los intestinos radiantes empezaron a darle duro a los comensales de los riñones para terminar la contienda a pura achura con más pierna fuerte que fútbol.

El Bajo es un equipo que tiene dos caras que forman parte de una misma cosa y a pesar de no ser iguales en cada partido se muestran sus dos exponentes entonces al igual que la semana pasada mostraron un tiempo para el olvido y otro que no alcanzo para el recuerdo.

Barba Guerra lo hizo de nuevo y ahora está puntero a dos fechas del final, estiraron su racha invicta a 13 partidos y andan volados por las nubes.