Cuando parecía que el partido iba a ser parejo, cuando parecía que gol a gol íbamos llegar al final, los errores defensivos de Franco Canadiense hicieron un parte, y los pies de varios de los pibes de Ñandú el resto. Al final del primer tiempo ya no había partido, una aplanadora blanca y celeste habitaba el gris mosaico desde el portero hasta la hinchada. Los “viola” no encontraron respuestas en ninguna variante, se los vio muy golpeados por lo sucedido el sábado pasado. Una gran goleada para un tapado que se acomoda en la tabla y muestra ser un hueso duro de roer.