En un partido vibrante, donde cada uno llevo su papel al máximo, La Jarra pegó primero, se abroqueló atrás y descansó en su portero. Agresivo su estilo como siempre arremetió contra los romanos muy pasivos que poco pudieron hacer para evitar las contras fatales, los rivales le cedieron terreno y pelota que entre portero y palos ahogaron los gritos sagrados. La diferencia de uno explica lo parejo de las situaciones de juego así como el desarrollo. Duro golpe para La Plaza que miraba para arriba, trampolín para La Jarra?