En la jornada de fútbol 6v6 del verde césped en Depoencuentros, el campo fue testigo de un partido donde la maestría en el control de los tiempos se impuso. Parne Kipada, con una propuesta inteligente y calculadora, demostró cómo la paciencia y la disciplina pueden ser tan letales como el ataque más furioso. Su estrategia fue clara desde el inicio: controlar el balón con autoridad y, sobre todo, no asumir riesgos innecesarios en defensa.

El enfoque Napolitano se tradujo en una eficaz anulación de las líneas de pase rivales. Cada movimiento de los holandeses era anticipado, cada intento de filtrar un balón, interceptado. Era como si una red invisible se cerrara alrededor de sus oponentes, forzándolos a buscar soluciones más complejas y a menudo infructuosas. No era una presión alta y asfixiante como en otros partidos, sino una presión posicional, inteligente, que negaba los espacios vitales para la construcción de juego.

Allax, en su afán por romper este esquema conservador pero efectivo, se encontró con un muro. Tuvieron dificultades evidentes para encontrar los caminos al gol. Sus ataques se diluían antes de llegar a zonas de peligro, frustrados por la solidez y la organización rival. A pesar de esto, el partido se mantuvo parejo reflejando la tenacidad del conjunto de Peloso para no dejarse desbordar completamente.

La clave del encuentro residió en dos pilares fundamentales de los Napolitanos: su disciplina táctica inquebrantable y su capacidad para conservar el balón. No era una posesión estéril; cada toque, cada pase, servía para manejar el partido, desgastar al rival y esperar el momento justo para golpear. Esta gestión del juego les permitió no solo controlar la narrativa, sino también superarse en el marcador de manera merecida.

Al final, la victoria de Parne fue una demostración de que el fútbol no siempre es una carrera de velocidad, sino a veces un maratón de paciencia y estrategia.