El primer instinto motivado por la masa hace de un impulso natural una boludez cuando se piensa con la fresca; pero lejos de justificaciones y desbordados por la gran cantidad de información aglomerada por los diferentes medios, sabemos que existen muchos que confunden los caminos y están más preocupados por pedir, aventajar de mala fe o vaya a saber para qué y porque; ni hablar la razón de ganar a toda costa con cualquier tipo de fraude o mulería en la que el respeto al rival no existe o no estuviese en un partido de fútbol amateur de una liga barrial. Qué méritos tendría un título… una victoria, si se ha conseguido con trampa? Eso no es ganar, eso es perder, porque el fútbol es alegría; porqué el fútbol es compartir, es algo mucho más profundo que se entiende en aquel momento que uno quiere estrecharse de un abrazo con su rival al término de una batalla leal que le dio un mérito significativo a la victoria y dejó fuera de reproches a la derrota, porque sino jugaríamos a la Play. Es dable destacar, que el que está enfrente siente un amor muy parecido al propio y que dejó todo y / o postergó cosas para llegar a compartir 40’ minutos con la misma pasión otro partido de fútbol. Por eso cuando se habla de lealtad de lealtad, se habla de cuidar al rival, porque queremos que el rival nos cuide, entendiendo que sin él no somos nadie.