El partido entre Sudacas y Toco y No Voy fue una montaña rusa. Goles por todos lados, poco orden, muchas individualidades, y un resultado que terminó 8 a 5 para el equipo de Kevin Garaban.
Una victoria importante para un Sudacas que sigue demostrando que, cuando se sueltan sus figuras, el desequilibrio aparece solo.

Desde el arranque se notó que iba a ser un encuentro abierto. Ambos equipos apostaron más por la jugada personal que por la construcción colectiva. Poco pase, mucha gambeta, mucho balón directo.
Pero claro, cuando del otro lado tenés jugadores como Pelliza y Sosa, alcanza con que toquen tres pelotas bien para que el arco rival tiemble. Los dos estuvieron intratables: entre asistencias y goles, desarmaron una defensa que nunca pudo encontrarse.
El otro sostén de este equipo está atrás, y es Dante Martínez, su arquero. Cada partido tiene 3 o 4 atajadas determinantes. Y lo de este domingo no fue la excepción: voladas, cierres, reflejos, y hasta alguna jugada con los pies, porque Dante también sabe salir jugando y ser parte de la estructura.
Sudacas se apoya mucho en él, y el equipo lo sabe: se siente seguro con Dante bajo los tres palos.

Del otro lado, Toco y No Voy tuvo momentos de buen fútbol, pero le costó encontrar un estilo claro.
Tienen buenos jugadores, Gaby Requino en el arco con gran manejo de pies, los Cabrera, Lescano, Urbe, Balbuena que ahora se paró atrás y le da salida desde el fondo… hay plantel, sobra talento, pero falta sincronía. Por momentos el equipo quiere tocar, y otros momentos trasladar, y ahí se rompen las jugadas. Cuando uno acelera y otro frena, se pierde la conexión. El resultado: mucha verticalidad, poco control del balón.

La clave del partido fue esa.
Sudacas aprovechó cada pelota suelta, cada error, cada espacio.
Toco y No Voy fue al frente, pero sin orden, y terminó dejando huecos enormes.
Y ante un rival que juega directo y define rápido, eso se paga caro.

El equipo de Santi Fernández tiene con qué.
Solo necesita más pausa, más control, animarse a tocar hacia atrás si hace falta, usar más a Requino en la salida y no sentir que cada jugada tiene que terminar en el arco rival.
Porque cuando la pelota la tienen ellos, hacen daño.
Pero si la pierden rápido, los castigan.

Sudacas ganó bien, 8 a 5, con un Pelliza brillante, un Sosa inspirado y un Dante Martínez que sostiene la estructura de un equipo que, cuando conecta, da espectáculo.

“A veces el fútbol no es cuestión de tocar mucho, sino de saber cuándo hacerlo. Sudacas lo entendió, Toco lo buscó. Y cuando lo encuentre, va a dar pelea.”