En los papeles, la lógica parecía clara: Sudacas, equipo histórico, con pasado en la B, debía imponer su jerarquía frente a un debutante como Cortala Pipo. Pero el fútbol —y más el amateur— no entiende de antecedentes: se entiende en la cancha. Y ahí, el conjunto de Ayala dio un golpe de autoridad con un 5-0 categórico.

El triunfo fue integral: desde la construcción de juego, pasando por la intensidad, la solidez defensiva, la eficacia ofensiva y hasta la convocatoria. Como decía Marcelo Bielsa: “el fútbol es un estado de ánimo”, y Cortala Pipo mostró hambre, energía y confianza en cada rincón del campo.

Entre las figuras, destacó Johnny Recalde, encendido y determinante, motor ofensivo del equipo. La otra postal inolvidable la dejó A. Ayala, que convirtió un gol insólito con la cola: en redes ya lo bautizaron como “la golosa”, un tanto que quedará en la anécdota de este Clausura.

Sudacas, en cambio, sigue sin encontrar funcionamiento. Y eso duele porque la materia prima está: el 10, el 1, el 9, el 4, el 5… nombres titulares con jerarquía que no engranaron como conjunto. Como dijo alguna vez Arrigo Sacchi: “el fútbol no es de nombres”.

En conclusión, Cortala Pipo rompió los pronósticos y se instaló como revelación de la categoría, demostrando que, como decía Menotti, “en el fútbol siempre hay espacio para el atrevimiento”. Sudacas, por su parte, deberá resetearse y recuperar la memoria futbolística que alguna vez lo llevó a la B.