La jornada arrancó entre dudas. A las siete de la mañana, la cancha del Verde Césped estaba inundada y el pronóstico decía “tormenta hasta el mediodía”. Pero el fútbol amateur tiene su magia: el cielo dio tregua, el campo fue drenado y a las 9:10, bajo un sol tímido, Ratoes y Corta la Pipo abrían la tira de once partidos de la jornada.

Y qué manera de abrirla. Desde el inicio, la Bruja Lépez se encendió: encaró, eludió y asistió a Josu Palacio, “el que no te perdona”, que cruzó el remate y puso el 1-0. Ahí pareció que hasta el sol se animaba a salir. Ratoes se soltó, encontró espacios y mostró su fútbol.

Corta la Pipo, fiel a su estilo, apostó a su fórmula de siempre: juego directo, 9 pivot, y transiciones rápidas. Cuando el plan funciona, todo fluye. Pero cuando el marcador va en contra, ese estilo se complica: el rival no presiona, te espera, y el equipo se parte. Así, por momentos, dependieron demasiado de esa pelota larga.

Sin embargo, cuando Ayala y Recalde se juntaron, el fútbol brotó, incluso dejaron una joyita que está en redes: un golazo que se puede ver en @depoencuentros, pura pared, pura sincronía. Pero el esfuerzo no alcanzó para torcer la historia.

Por el lado de los vecinos de las Tortugas Ninjas, la ausencia de Caggiano se sintió, pero fue bien reemplazado por Lauti Cabral, que le dio aire y manejo al medio. Los hermanos Boyne, como siempre, firmes y leales, uno en defensa y otro en creación, los estandartes de un equipo que ya tiene identidad.

Y claro, el show fue de la Bruja Lépez, que firmó un hat-trick. El número 71 dejó su sello, ese de jugador que se enciende y convierte en momentos clave. Lauti Orellana también fue figura: arquero firme en una cancha resbaladiza donde la pelota quemaba.

En una mañana que empezó con nubes, Ratoes se impuso 5-3 ante Corta la Pipo y dejó un mensaje claro: los que insisten, los que no se rinden ni con el clima ni con el marcador, siempre tienen premio.