El último partido de la fecha tenía un condimento especial: Papota vs A La Tibia, y del otro lado la radio prendida esperando la noticia: Ratoés había perdido. La mesa servida. A La Tibia, escolta directo, tenía la chance de recortar y prenderle fuego al torneo. Pero… había un problema. Un problema grande. No tenían arquero. O, mejor dicho, no tenían a su arquero oficial. Y entonces apareció el tipo que siempre aparece cuando hace falta: el soldado, el bombero, el de la frase “si hay que ir al arco, voy”. Nico Luna, que ya había pasado por ese fierro caliente, se volvió a calzar los guantes. Lo que hizo fue determinante: apenas recibió un gol. Cero brillo, cero show, cero lujos. Pero una tarea silenciosa, correcta, sobria, importantísima. De esas que no salen en TikTok, pero ganan partidos.

Del otro lado, Papota arrancó filoso. Un golazo tremendo de Juano Llorens, fabricado con potrero puro. El inicio parecía prometer tarde compleja para A La Tibia. Pero los escoltas tenían una misión:
no dejar pasar la oportunidad. Y la cumplieron. Apareció Bietti, siempre punzante, para clavar dos y torcer la historia.

Papota sintió los golpes, perdió terreno y terminó cediendo ante la insistencia de un rival que sabía que hoy no podía fallar.