Hay equipos que parecen nuevos, pero juegan como si llevaran años juntos. La Pandilla es el ejemplo perfecto de esa alquimia que no se explica, pero se siente. Orden, hambre y conexión. Con un Salas intratable —cuatro goles— y un equipo que respira fútbol corto y decidido, la Pandilla goleó 6-1 a Richerdi, uno de los candidatos de la categoria.

El conjunto de Alejo Kevin, que se sube al lote de escoltas, encontró el punto exacto entre vértigo y precisión. “No hay fórmulas mágicas, hay química”. Cuando Alejo no rompe redes, asiste; y cuando asiste, Salas convierte. Lo complementa Fernández, ese jugador que nunca falla en el retroceso, que asiste, que lee el juego con pausa. Y en el arco, J. Leiva, una garantía que da confianza desde el fondo.

Richerdi, por su parte, vive una etapa de reconstrucción. Con la llegada de Franco Zanga desde Allax y el regreso del histórico Agus Pérez, que volvió con gol tras larga lesión, el equipo tiene bases para levantar. Pero hoy, el envión y la solidez fueron de La Pandilla.