Parne Kipada, reciente campeón de la Copa de Oro, volvió a mostrar por qué lleva un año entero compitiendo en todos los frentes con una solidez que asusta. Superó 5-0 a un Nolimpio que venía ascendido con ilusiones de meterse en la conversación grande, pero se encontró con un rival que ya está jugando en velocidad crucero, con variantes, con oficio y con una idea tan trabajada que parece afilarse sola semana tras semana.

Lo de Parne es un proyecto que se ve. Desde el torneo pasado hasta hoy, su fútbol creció, sumó versatilidad y se transformó en un equipo que siempre tiene respuestas. Bajas, lesiones, rotaciones… nada los desestabiliza. Cada vez que falta uno, aparece otro y rinde como si jugara ahí desde siempre. Esta vez el turno fue para Nacho Etchevarne, que se calzó la 5 en reemplazo de Toto Iriarte y entró como si hubiese nacido para ese rol. Voz, pase, presencia. Un relojito.

Y entre tanta rotación, hay figuras que no salen nunca del cuadro: Vitamina Reboredo volvió a demostrar por qué es uno de los estandartes de la era gloriosa del Parne. Siempre está. Juega, mete, gambetea, asiste y encima aparece en el área cuando más duele. Fue clave en los ciclos de Bavio, del propio Zorzoli y ahora en este Parne tan completo que pelea todo. Un soldado de la causa.

Zorzoli, desde que volvió de su lesión, sigue siendo ese pivot que te sostiene el juego de espaldas, que hace jugar a todos y que encima te clava una pepa cuando pinta. Y si él necesita aire, entra Dottori y te copia la jugada: pivoteo, media vuelta y definición cruzada. Es un equipo que repite patrones, pero en su versión más perfeccionada.

Atrás, casi ni se nombró a Mati Domínguez porque el rival no lo exigió. Intentó un par de veces buscar protagonismo, como siempre, pero los de Parne no permitieron que nada pasara cerca de su arco. Una actuación defensiva de altísimo nivel, que además tuvo un detalle histórico: lograron cortar la racha de Nacho Granella. 27 partidos consecutivos convirtiendo —la mejor marca de toda la historia del Depoencuentros— llegaron a su fin en este partido. Nolimpio perdió a su faro y, sin el Mugre en la red, el equipo se quedó sin gol por primera vez en más de un año. Un golpe durísimo para un equipo que venía siendo sensación y que vuelve a mirar de reojo cómo se mueven los de abajo.

Parne Kipada firmó un 5-0 que no es solo un resultado. Es un mensaje. Un “acá estamos”. Un equipo que juega como campeón, gana como campeón y defiende como campeón.