El empate entre Allax y Nolimpio fue de esos partidos que se guardan en la memoria por lo impredecible. En la previa, el contexto ya pintaba interesante: Allax, campeón del Apertura y gran candidato al Clausura, contra Nolimpio, recién ascendido a la máxima categoría. Dos mundos distintos, en apariencia, que terminaron igualados en el verde césped.

El desarrollo fue claro: Allax dominó. Atacó en oleadas, generó ocasiones y, de no ser por una actuación de antología, el resultado habría sido otro. Porque la figura indiscutida fue Renzo Castoldi, arquero de Nolimpio, que se vistió de muralla. Como decía César Luis Menotti: “los arqueros son la mitad del equipo”. Castoldi fue mucho más: atajó lo atajable y también lo imposible.

La única pelota que no pudo detener fue un bombazo de Franco Zanga, un disparo tan potente que ni se vio pasar. “A veces no es cuestión de técnica, sino de violencia de golpeo”, decía Jorge Valdano sobre los remates. Ese gol fue exactamente eso: inatajable.

Con el 4-2 parcial, el partido parecía definido. Pero entonces apareció la leyenda viva del amateurismo: Ignacio “Mugre” Granella. El delantero alcanzó un récord histórico, superando a Lionel Messi con 22 partidos consecutivos convirtiendo goles. Lo suyo es constancia pura: presencia en el área, olfato y carácter. Como señalaba Marcelo Gallardo: “los récords no se buscan, se construyen partido a partido”.

Granella se encargó de construir la remontada: con su gol, Allax se ablandó, y Nolimpio aprovechó. El empate llegó con justicia emocional, aunque no estadística, porque Allax había hecho todo para ganarlo.