La valoración del partido se bifurcó en dos corrientes antagónicas, reflejo de la diversidad de perspectivas que suelen caracterizar el análisis futbolístico. Para unos, fue un combate cuerpo a cuerpo, un choque de trenes donde la fricción prevaleció sobre la fluidez. Para otros, un duelo táctico de alto voltaje, donde cada equipo buscó imponer su estilo de juego. La complejidad del encuentro, como un laberinto de interpretaciones, desafió cualquier intento de síntesis unívoca.

En otras palabras: Partido que deja todo tipo de valoraciones según la focalización de cada opinión en la grieta entre "Menotistas y Bilardistas"; por lo cual, una campana podrá decir que se chocó mucho y se generó poco, mientras que la otra, que fue un encuentro casí perfecto en el que se sumó frente a un gran rival.

Si bien ambas versiones pueden ser ciertas, en el verde césped, un empate siempre es síntoma de buen cotejo; por momentos se olvidaron de los arcos y algunos dirán, cómo puede ser lindo eso? porque parecía que el que hacía el gol lo ganaba y en esos momentos circulaban aires de sensaciones de un enfrentamiento en el que podía pasar cualquier cosa. Fulbo señoras y señores.

Los jugadores Fortín y Sudacas debieron retirarse conformes tras haberse brindado a pleno en el campo de juego.