Partido literal de esos que hay que jugarlo para lograrlo al igual que la filosofía, no se puede definir al fútbol antes de hacerlo, esto quiere decir que la filosofía cómo el fútbol necesita ser vivida; necesitamos tener una vivencia y vivencia significa lo que tenemos realmente en nuestro ser psíquico, lo que real y verdaderamente estamos sintiendo, teniendo al practicarlo. El desarrollo fue acaudalado con fuerzas de cohesión que se mantuvieron equilibrados en diferentes condiciones o circunstancias del juego y haciendo de cada detalle, una incidencia.
En otras palabras: El partido fue un crisol donde se fundieron la teoría y la práctica, como un filósofo que pone a prueba sus ideas en el mundo real. La pelota, un concepto filosófico tangible, rodó y rebotó, desafiando las predicciones y moldeando nuevas verdades en cada jugada. La cohesión del equipo fue un tejido filosófico que se entrelazó y fortaleció con cada pase, cada quite, cada gol. Fue una danza de ideas y cuerpos, donde cada movimiento era una afirmación de la vida, una respuesta a las preguntas que el juego planteó.