Un partido que reflejó la dialéctica del fútbol: ataque y defensa, posesión y presión, todo en un constante ir y venir. A La Tibia y Udaondo City se mostraron como dos caras de una misma moneda, opuestos que se necesitan para definir el juego. Sin embargo, fue el City el que supo aprovechar mejor esta dinámica, demostrando una mayor efectividad en las áreas clave. Tibia, por su parte, deberá trabajar en la consistencia para alcanzar su máximo potencial.

En otras palabras:
Partido como los pares de opuestos que coexisten y se entrelazan en una armonía total y completa. La vida como unidad se expresa en la eterna dualidad, en la naturaleza esto se manifiesta en el día y la noche, el calor y el frío, lo de arriba y lo de abajo, lo de dentro y lo de afuera, lo masculino y lo femenino, en el ser humano esta dualidad se manifiesta en el lado derecho e izquierdo del cuerpo y en todo aquello donde preferimos un aspecto a otro cuando nos encontramos ante una disyuntiva a elegir. En el fútbol, lógicamente, el fútbol es vida, también encontramos infinidad de dualidades que varían en tiempo y forma según un sin fin de especulaciones. Atacar-defender; presionar-esperar; pase largo-pase corto; etc. En conclusión, uno fue todo lo que no fue el otro en un encuentro dispar el que se esperaba más.

A La Tibia debe resistir y persistir para transformar lo malo en bueno y empezar a conseguir algo más acorde a su potencial como equipo.

Udaondo City con el triunfo encuentra una verdadera oportunidad para mantener la categoría.