Partido que fue un canto a la belleza del juego con el balón como el verso que se deslizó por el césped, y los jugadores, los poetas que lo recitaron. Propusieron siempre el juego colectivo por abajo para llegar al arco de manera asociada y en conjunto dando muestras de inteligencia y entendimiento del mejor deporte del mundo.
Pero en este duelo de titanes, la poesía se convirtió en prosa, y la prosa, en un golpe certero que dejó a Barba Guerra KO. Jogo Bonito, con su juego fluido y preciso, fue el hacedor de sueños, el arquitecto de una victoria desde los pies de su arquero Diez y presidente M. Coria sumado al hat-trick de M. Cadierno, que a falta de las leyendas del gol se vistió de súper héroe.