Desde la fundación de la AFA, el 21 de febrero de 1893, nuestro fútbol mayor ganó los Campeonatos Mundiales de 1978 y 1986, obtuvo los subcampeonatos de 1930, 1990 y 2014, conquistó la medalla de oro olímpica en 2004 y 2008 y las de plata en 1928 y 1996 y logró 15 Sudamericanos (desde 1975, Copa América). En 2021, tras vencer en la final a Brasil, en el mítico estadio Maracaná. El último, en 2022, tras derrotar 3-0 a Italia por la Finalissima en Wembley. Lauros de por sí más que significativos, pero que distan, afortunadamente, de ser todos sus logros: consiguió además más de un centenar de copas internacionales. Hoy gran parte de los clubes más poderosos del mundo tienen en sus filas a uno o a varios jugadores argentinos. Argentina es una verdadera y orgullosa potencia futbolística que invariablemente ocupa los primeros lugares en el ranking de la FIFA.
El crecimiento y los títulos no son producto de la casualidad. Es la obra de un trabajo cada vez más serio y profundo. Al punto que los juveniles, en constante desarrollo, sumaron su invalorable aporte a la hora de las conquistas: 6 Mundiales Sub 20 (79, 95, 97, 2001, 2005 y 2007), 2 Torneos Esperanzas de Toulón (75 y 98), 4 Sudamericanos Sub 20/21 (67, 97, 99 y 2003), 3 Sudamericanos Sub 16/17 (85, 2003 y 2019), 5 Torneos Preolímpicos (60, 64, 80, 2004 y 2020), 2 Juegos Odesur (82 y 86) y 7 Panamericanos (51, 55, 59, 71, 95, 2003 y 2019). El Futsal también representa un gran orgullo nacional con el título mundial logrado en la Copa del Mundo de 2016 en Colombia, y el subcampeonato alcanzado en la Copa del Mundo Lituania 2021. En tanto, el Fútbol Femenino se encuentra en un pleno y activo proceso de desarrollo, con el impulso que esta Asociación le está brindando a una disciplina que no para de crecer. Hace muchos años un conocido estadista dijo "creo en la causalidad no en la casualidad". Los triunfos de nuestro fútbol, el más ganador de la historia, están basados en una serie de causalidades, con una línea conductora e inalterable: el trabajo.