Partido vibrante como consolador de ninfómana tras un mes de abstinencia; un palo y palo bien jugado con los dientes apretados para sacarle el jugo a una victoria que se definió sobre el final con una estocada entrando por el centro del área jugada próxima a la salida de quién cuidada esa zona.

C.A. Furano tuvo para ganarlo, y cuando perdía, para empatarlo pero un mal movimiento de la banca seguido de una distracción, pum, golpe al ánimo del equipo con su capitán fuera del rectángulo.

Barba Guerra a pesar de conocer la fórmula que lo llevó al récord invicto (16 partidos) por momentos muestra la otra cara, la del olvido que los persiguió el año pasado; ahora bien, cuando se acuerdan, con apenas una ráfaga, te ganan.