Relato de un viaje por tierra realizado por el subteniente Vicente Villa en la Bahía de la
Cruzada y territorios de la Gran Malvina. Puerto de la Soledad de las Islas Malvinas,
4 de marzo de 1783.
Relación jurada que yo don Vicente Villa subteniente habilitado de la Real Armada y encargado de la guarnición
del paquebote del Rey San Cristóbal que existe en este
establecimiento doy del reconocimiento de Puerto
Egmont, Bahía de la Cruzada, y territorio de la Gran Malvina; que acabo de practicar por tierra (habiendo vadeado el Estrecho de San Carlos en la lancha de la Zumaca
Perdida nombrada El Carnero) en virtud de la superior
orden e instrucción que obtuve, y observé el 14 de enero
de este año del Señor Gobernador de estas Islas Don Jacinto Altolaguirre cuyo exacto cumplimiento me ordena
expresamente lo que ejecuté, y relaciono en la forma
siguiente.
Que mediante haber observado inviolablemente en mi
marcha, cuanto me ordena este Señor Gobernador
acerca del cumplimiento de la superior instrucción,
logré llegar con la precaución dispuesta, a los cuatro
días de camino, a la Bahía de San Carlos; desde donde,
con la Lancha Relacionada, pasé el día diez, y ocho, el
estrecho de este nombre, y entré en la Bahía Chica del
Diamante de cuyo punto emprendí mi derrota, dirigiéndome a situarme enfrente de la población de dicho establecimiento como lo conseguí efectivamente el día
veinte, y dos del mismo; a fin de que individualmente pudiera practicar la descubierta expresada, y accidentes
prevenidos en la citada instrucción. En cuya observancia, y puntual; no vi embarcación, fragmentos de haberla
habido, individuo en tierra; ni humareda que indicare
existencia de morador alguno, de lo que cerciorado el
día después, dispuse regresarme a esta Colonia, arreglándome, para mi deliberación, y cautela en mi marcha,
a lo estipulado en la referente instrucción, que me significa igual procedimiento lo que puse en ejecución del
día veinte, y tres, y terminé en el anterior al de la fecha,
no habiendo encontrado en ella, así en la ida, como en
mi regreso, tanto en una, como en otra Isla; cosa digna
de atención, ni que pudiese causar, el más mínimo
recelo, o indicios, de exploradores enemigos.
Lo que declaro en consecuencia de mi comisión, y cumplimiento de los preceptos superiores, que me ordena lo
mismo dándola para los fines que convenga y firmándola para corroboración de cuanto llevo expuesto. En el establecimiento del Puerto de la Soledad de las Islas Malvinas a 4 de marzo de 1783.
Vicente Villa (Firma y rúbrica)