Partido inclinado como botella de vino en bodega añeja en donde el corcho pudo ser el arquero del whisky que sirvió de contención por unos minutos pero que una vez destapado, decantó hasta el final y dejó derrota en la borra del fondo del vaso vacío ante un adversario lleno que hizo un gol cada dos minutos.

Red Black volvió al verde césped con un plantel corto, sin recambio, porque dicen que algunos salen los sábados y lloran los domingos "algunos no se bancan la gira" decía algunos de los protagonistas a la hora de repartida de culpas.

La Verde Amarela tuvo como gran figura, el equipo, todo lo hicieron de buena manera y el aura hizo de la articulación una herramienta mecánica perfecta y no se quedaron con el tiki taka de Pep sino que fueron por el vértigo de los hermanos Schelloto.