El partido arrancó algo tenue, pero con el correr de los minutos se fue armando la cosa, los naranjas Brancas reforzados en varias líneas de su escuadra parecían más metidos que su rival y de la mano de los brothers Micciullo terminó arriba en el marcador al finalizar los primeros 20. pero en el complemento Gambito despertó de la siesta dominguera y comenzó a hacerse protagonista. De la mano de su goleador, su número 9, Serra, que a esa altura estaba más que picante. Pintaba bárbaro para que se convierta en partidazo, pero en un minuto una jugada, reacciones equívocas, enojos desmesurados la tarjeta roja ganó protagonismo. Es hora de pensar y repensar, de pagar platos rotos, mentalizarse que se labura toda la semana para esperar esos cuarenta minutos de fútbol que nos hacen olvidar problemas, que hacen que la vida tenga una alegría asegurada, por que el fútbol es solo alegría muchachos y como dijo el más grande todos los tiempos, "la pelota no se mancha".