Partido donde las intenciones quedaron enmarañadas en el juego de presión del contrario entonces salir jugando de abajo se hizo un riesgo que hizo consecuente que lo gane quien fue más simple y más constante en la marca.
Almafuerte desde el arco con Martín “pulpo” Agusto que contagio el compromiso por el juego a sus compañeros y la dinámica que metieron los veloces de arriba equilibraron un partido que en el escritorio decía otra cosa.
Todo un palo te demuele desde el dinamismo y el vértigo, desde el toque hacia atrás a la verticalidad de un ataque súper veloz. Tienen un tremendo despliegue para recuperar el balón y al son muy inteligentes con la pelota para desordenar al rival. Una máquina.