Partido donde ambos planteles aprovecharon el espacio que brinda el gimnasio de la amistad y desplegaron sus laterales para tocar por fuera y buscar que algún alma goleadora ingrese por el centro para entonar el grito más lindo del mundo que costó cantar porque los porteros del evento están intratables. Fue así, que en la noche del sábado los muchachos de mente positiva le cambiaron el color a la etiqueta que estaba roja pero quedo verde.
Etiqueta roja entusiasmo a espectadores con su garra pero le faltó esa pequeña astucia que suele tener, donde genera juego claro, simple y preciso para llegar al gol en lo que podríamos llamar economía futbolística.
Pensa en verde saca chapa y demuestra como es el rumbo a la gloria del gris mosaico porque cada torneo que disputa lo tiene como protagonista y por eso están convencidos que se puede dejar un surco amateur más grandes cargado de glorias, amistades y terceros tiempos impagables.