Encuentro apasionante porque los muchachos de verde arrancaron a mil revoluciones por minuto y terminaron el partido a dos mil. Pese a la ventaja lograda a partido de la presión, velocidad y efectividad en la red rival fueron la clave de un plantel sobre el otro.
La cantera planteo el juego de siempre pero arrancó en primera y puso quinta en el complemento. Su juego de toque y rotación no cerró eventualmente el ciclo en la red y padeció el partido. Ya con la estrategia de arquero jugador y acorralando al rival en su campo debía afrontar una diferencia de tres goles abajo. Arrancó dormido y lo noquearon.
Jogo bonito esta endiablado y parte de la energía proviene del banco con certezas o desaciertos en los cambios pero con una transmisión simbiótica contagiosa que descarga en cada ataque efectivo con la entonación del himno sagrado desde el fondo de sus pulmones para que lo escuche todo Castelar. El plantel recibió las primas correspondientes por sumar y van por todo.